sábado, 21 de febrero de 2009

Los juzgados y Tribunales que quiere el fundamentalismo de R. Zapatero.

Estas semanas protagonizadas por la acción mediática del Juez Garzón, especialista en reality judicial, y en generar un eco desmesurado y apartado de la discreción, seriedad y eficacia que debe presidir ese poder; se urdía una huelga de jueces, con una gran polémica y que me gustaría analizar un poco.
La crisis actual ha pillado al poder judicial en un estado crítico, donde tantas promesas de desarrollo, auxilio y apoyo personal y material, han quedado en promesas vacías y estériles que han pauperizado y degradado al poder jurisdiccional y han dinamitado el sistema.
El propio ejecutivo, se limpiaba las manos , porque a la hora de asumir responsabilidades, siempre tira balones fuera , afirmando que es un poder y que se deben dirigir las miradas al CGPJ , sin embargo este órgano sigue siendo elegido por criterios políticos y no tiene una plena autonomía funcional y material como se pretende.
El gran problema de la Justicia en España es su dimensión de servicio público, que depende directa única y exclusivamente del Estado , con matizaciones en torno a las Comunidades Autónomas pero bajo supervisión absoluta del Ministerio de Justicia, ya que se trata de la organización material y de presupuestos para la organización personal, pero siempre en un clima de independencia matizada por estas premisas.
Sin embargo, ha sido el propio gobierno quien ha dejado que se colapsara la Justicia, no ha previsto el crecimiento de población, no el crecimiento de la delincuencia, ni la creación de nuevos tipos delictivos como los surgidos de la legislación represiva en materia de tráfico y el crecimiento del incumplimiento de obligaciones pecuniarias e impagos, así como las suspensiones de pagos y sus procedimientos.
No obstante, convenía a este gobierno una Justicia torpe, sin medios , desvalida y anclada en el medioevo, con unas dotaciones inferiores al resto de Europa a excepción de Portugal, sin tener en cuenta el recuento o no de los Juzgados de Paz, que entran en una dinámica accesoria a la propia ley de planta judicial española.
La situación de caos, colapso, lentitud y el fuerte eco mediático que tiene la Justicia, ya que siempre nos encontramos con dos partes que con regla general aunque la perdedora acata la sentencia, siempre opina que no hay justicia, mientras la vencedora tiene la sensación de la excepción ante la normalidad.
La verdad, es que la estructura judicial, se ha quedado desfasada y no se ha actualizado, lo que ha redundado en una deficiente y anquilosada Justicia, se ha producido una falta de preparación de los jueces recién incorporados y un exceso de politización en las altas esferas de la judicatura, quedando claro el posicionamiento de cada miembro en asuntos legales por motivaciones más políticas que jurídicas. Este ha sido el efecto principal, de un proceso de judicialización social y de cuestionamiento sistemático vía judicial de cualquier cuestión.
Sin embargo, ese colapso ha propiciado que se creen un montón de asuntos sin resolver, pendientes de tramitación y con una falta de medios que hacen que se atasquen los asuntos sin visos de ser atendidos en breve. Sin embargo, si algo se ha puesto de manifiesto en los últimos tiempos es que hay una independencia judicial más nominal que real, y que las sentencias, sobretodo las que más eco mediático tienen son las más desacertadas.
La falta de medios y la alarma social creada, han creado una imagen de una verdadera "administración" de justicia, es decir un eslabón más de la administración, sin embargo , esa dilogía ofrece la oportunidad al ejecutivo de poder desviar las culpas hacia una justicia autónoma, así se daban casos dolorosos , como el reciente del Juez Tirado, donde se pone de manifiesto la falta de medios y la dificultad de ejercer diariamente con diligencia, por la falta de medios materiales y humanos , e incluso la incorporación de adelantos minimamente exigibles en el siglo XXI.
Por otro lado las ratios o parámetros por los que se miden la actividad jurisdiccional favorecen este desorden y permiten verdaderos agravios comparativos entre jueces, y es que se ha administrativizado en exceso la Justicia.
Lo peor en la actualidad, es el momento en el que estamos a nivel económico, y la concepción de la Justicia de este gobierno, quien ve con rechazo las demandas de los jueces, e incluso , pretende solucionar el problema prohibiendo la huelga de éstos.
Pero la frivolidad de este ejecutivo , presidido por la actuación de un déspota como lo ha demostrado ser, el señor Bermejo, ha instaurado una instrumentalización de la Justicia, como demuestran las actuaciones de los últimos tiempos, de las que rebosa el vaso en especial la del Sr. Garzón, un juez con patente de corso, al que no se le aplican las medidas de disciplina ni legales, por lo menos como se le hizo a Garcia Enterría o a Gómez de Liaño, que sí demostraron ser excelentes jueces y de los que nos han privado intereses partidistas.
Estos acosos, y el velo de duda de connivencia de la Fiscalía , Policia Judicial, algunos jueces y gobierno, han dejado de manifiesto que aquí se ha politizado una Justicia, que ha dejado de serlo y la que nos desiguala en razón del interés del ejecutivo de turno, pero eso si, cuando se tuercen la cosas, la culpa es de los jueces.
A menudo se nos olvida, que los jueces interpretan y aplican las leyes al caso concreto y esas leyes las hace el ejecutivo, y muchas veces son éstas las que fallan no los jueces.
¿No creen?

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