Bienvenidos al regimen de la dictadura de la pluralidad.

Ayer , se hablaba mucho de la entrada de Lukoil en la pugna por Repsol, una de las joyas de la corona, y es que en tiempos de crisis, ya se sabe.
Se apresuraba R. Zapatero a tranquilizar , diciendo que era un grupo privado que era de capital estadounidense, sin embargo, nada más lejano de la realidad, como de costumbre, se trata de un emporio ruso de dudosa reputación y con unos antecedentes muy turbios,en especial, por parte de su cúpula directiva.
Otra aseveración inquietan te, la realizaba Miguel Sebastián, quien incidía en que se iba a hacer todo lo posible por evitar que se perdiera la españolidad de Repsol, sin embargo hoy era Fernández de la Vega, quien retomaba el tema dándole un nuevo giro, ya no se trata de que sea y siga siendo una empresa española, sino que su directiva siga siendo española.

El tema no sería escabrososi detrás no estuviera Sacyr, grupo inmobiliario , creo recordar en crisis, y que goza de todos los favores y beneplácitos de Miguel Sebastián, quien favoreció la compra de este importante paquete accionarial con dinero del Banco Santander.
El otro implicado al que no parece disgustar la venta es la Caixa, entidad que condonó importantes sumas de dinero al PSC, y que curiosamente puede sacar tajada del pastel.
Si n embargo las coincidencias no acaban ahí, hoy el Sr. Alvarez Cascos testificaba en el juzgado precisamente en un caso relacionado con un pretendido perjuicio causado a Sacyr en su época ministerial, mientras a su vez la CNMV suspendía de cotización a Criteria y Repsol YPF, resultando fuera de esta suspensión Sacyr Vallehermoso, y sacando partido de esta jugada con unas subidas en su cotización sustanciosas.
Deben de ser caprichos de la pluralidad, porque no hay lógica posible para comprender semejante desafuero.

Sin embargo, lo más significativo sigue siendo que preguntada la vicepresidenta por el acto de respaldo al desaguisado jurisdiccional del juez Garzon que tras él se dictaba incompetente , cosa que sabiamos todos de antemano, decía que eso era la grandeza de la democracia, que todos pueden opinar con la palabra, no alacanzaba a advertir que con esa palabra, se les niega el derecho a opinar a los que disienten del régimen dictatorial de la pluralidad, de lo políticamente correcto, de lo patriota.
En fin, no me extraña que tanta pluralidad acaba monetarizándose en personajes, que luego no saben de la crisis.
¿No creen?